martes, 29 de junio de 2010

Capítulo XI: La llegada.






Ya habíamos llegado. Grande espaciosa, ideal para la fiesta. Nos bajamos del coche, Jeff parecía muy entusiasmado con la fiesta y con que yo me quedara una semana en la casa. Cogí mi maleta y me acerqué a la entrada.

-Muy bonita la casa Jeff.

-Si, mis padres la han comprado, ¿sabes? Hasta tiene piscina climatizada.

-Pues tuvo que costar muy cara...

-No te creas, mis padres negocian y todo ese rollo.

-Bueno, ¿entramos?

Jeff empujo la puerta y entramos a la casa. Era muy espaciosa, bien amueblada y con aire acondicionado; esencial en estos días de verano.

Subimos a nuestros cuartos y nos separamos. La habitación era preciosa y tenía una gran ventana donde podías ver caballos y árboles de todo tipo. Dejé mi maleta a un lado y bajé al salón. Allí estaban los padres de Jeff acostados en un confortable sillón viendo la tele, se les veía felices.

-He llamado a un par de amigos, están de camino hacia aquí, pasarán el día aquí.

-Guay. Mientras mas mejor.-Le contesté con una sonrisa.

-¿Vamos a la piscina?-Propuso Jeff.

-Vale.


Subí al cuarto, me puse un bikini nuevo que me había comprado hace un par de días, me miré al espejo, me sentía un poco insegura.

Bajé de nuevo al salón con destino a la piscina. Me senté en el bordillo, sin tiempo a reaccionar vi como Jeff me tiraba a la piscina, seguidamente el se tiró también. Empezamos a reir a carcajadas.
-Tenías que haber visto tu cara Cindy.-Dijo entre risas.
-Ja,ja,ja,...
Se acercaron tres chicos de mi edad, altos y fuertes, eran los amigos de Jeff.
-¡Hey Jeff!
-¡Qué hay chicos!
-¿Y tú quién eres? No me digas que..
-No, soy una amiga de Jeff, que mañana va a estar en la fiesta, soy Michelle.
-Yo Carlos, él Chuck y este David.
-Dejen las cosas por ahí y vengan a bañarse-Dijo Jeff.
-Yo salgo ya Jeff.
-No, no, tu te quedas aquí.
-No enserio...
Subí las escaleras pero el subió mas rápido por el bordillo y me tiró al agua. Tenía ganas de
molestar parece.
Nadé hasta el bordillo y apoye la cabeza en el suelo caliente, cerré los ojos y sentí que mis problemas se iban.
¡A comer! Interrumpió mi momento de "Relax"; era la madre de Jeff.
Intenté subir por el bordillo, pero no había manera.
-¿Te ayudo?-Y ofreció su mano.
-No hace falta, ya subo yo por las escaleras-Contesté enfadada.
-Como quieras-Se fue
En verdad le necesitaba pero ahora mismo no quería saber nada de él. Me sequé con la toalla y entré en el salón, estaban todos sentados en la mesa. Almorzamos. La comida estaba buenísima.
Terminamos todos y nos fuimos cada uno a un sitio diferente, yo me fui a mi cuarto, Jeff a la piscina con sus amigos y los padres otra vez al sillón.
Me acosté en la cama y pronto los ojos fueron cerrándose solos hasta quedarme dormida...
Jeff
Nada me había salido bien desde entonces, no pensé que iba a estar tan seca conmigo. Pienso que fastidio las cosas a menudo pero esta vez no he hecho nada malo.
Me acerqué a la puerta de su habitación que estaba abierta. Dormía. No quise molestar y me fui a abajo con mis amigos.
Mi madre me dijo que si quería hacer la fiesta que tenía que arreglarmelas yo solito, que ellos se encargarían del catering y de contratar al personal.
Necesitaba ayuda y mis amigos no estaban por la labor. Tuve que despertarla.
Me acerqué cuidadosamente y le susurre, seguidamente se despertó.
-Necesito tu ayuda. He de comprar todo para mañana, ¿me ayudarías?
-Emm.. si, si, claro.
-Me visto y bajo, ¿vale?-Dijo aun con el ceño fruncido.
-No hay problema.
Me fui al salón y esperé sentado en el sillón de piel negra que estaba junto a la chimenea.
Cindy
Me vestí a lo rápido y bajé. Jeff abrió la puerta y nos metimos en un Porsche negro. Lo puso en marcha y nos fuimos a un centro comercial no muy lejos de la casa. Aparcó en el parking y subimos hasta la última planta, donde había tiendas especializadas en preparativos de fiesta.
Entramos en la primera, había de todo, Jeff se volvió loco, que si esto, que si globos , que si juegos...
Salimos como con unas diez bolsas cada uno, las descargamos en el portabultos y subimos al coche para regresar a casa.
Las once y media, la casa estaba tranquila, solo se oía el sonido de los grillos. Me senté afuera y contemplé las estrellas.
Jeff se sentó al lado mio y me dio una Coca-cola.
-Oye, muchas gracias por acompañarme y ayudarme.
-No hay de que.
-Creo que me voy a la cama Jeff, que mañana hay que preparar todo.
-Si yo también me voy, te acompaño.
Subimos las escaleras lentas. No queríamos que se acabaran, necesitábamos vernos o decirnos alguna palabra.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
Esas dos palabras me resultaron bonitas por muy simples que fueran...

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